La era digital y el poder van de la mano, el carácter de twitter ha cambiado el concepto de llegar a entender una noticia o a contrastar su fuente. Disponemos de apenas unas palabras contadas para generar un impacto social, una llamada de atención a un público que incluso, podemos seleccionar a conciencia. La época donde las historias se narraban de un modo tranquilo y apacible, se ha desconectado hasta tal punto, que nos auto-convencemos de que lo que vemos es una verdad absoluta, ¿Cómo podría ser de otro modo? Si lo tenemos delante de los ojos, debe ser real. Este planteamiento de realidad o ficción nos lleva a dudar de los hechos cotidianos y por tanto no nos interesa la idea, nos confundiría en la toma de decisiones, algo que nos lleva a afirmar historias falsas que parecen reales.

Sin embargo, si nos fijamos en los acontecimientos que han llevado a momentos decisivos que trascienden entre países tan importantes o influyentes como E.E.U.U. veremos que no son noticias insignificantes, el impacto en la sociedad ha llegado a crear reacciones en masa y posteriormente a resultados inmediatos en las decisiones políticas.

‘Los políticos no son los únicos que tienen el poder de declarar una crisis. Los movimientos de masas de gente corriente también pueden hacerlo’

Naomi Kein. La doctrina del Shock.

Es cierto que vivimos encapsulados en un a burbuja digital que nos protege haciendo uso del anonimato pero, no somos conscientes del poder que tenemos en masa, quizás no sean cambios inmediatos los que estamos presenciando con las llamadas «Fake News» o noticias falsas, el impacto de la inmediatez solo se refleja en las veces que hablamos sobre las noticias que vemos en la red, los números de «Hits» o impactos en redes sociales crean un contenido que sostiene cambios sociales en el futuro.

El  análisis de los historiales de navegación de miles de adultos durante el período previo a las elecciones de 2016 nos informa de que la mayoría en particular, afirma que «la información falsa tuvo un impacto sustancial» en la elección basada en la asociación en una encuesta postelectoral entre la creencia expresada en anti-Hillary «Noticias falsas» de Clinton y apoyo autoinformado a Donald Trump entre los partidarios autoinformados de Barack Obama en 2012. Sin embargo, este diseño de investigación es correlacional y se basa en autoinformes postelectorales; no puede establecer causalidad.

Brendan Nyhan. Department of Government, Dartmouth College, Hanover, NH, USA

Además, la investigación previa ofrece apoyo a estas conjeturas. Primero, es probable que los hábitos de consumo de noticias estén arraigados y relacionados a rasgos como la fuerza partidista y el interés político. Además, se ha descubierto que los mensajes son pequeños en las campañas electorales partidistas. Incluso los efectos de los anuncios de televisión son extremadamente limitados: solo una a tres personas de 10,000 que están expuestos a un anuncio adicional cambian su elección de voto para apoyar al candidato en pregunta por una estimación. Sin embargo, la exposición también podría afectar las elecciones al ayudar a Movilizar a los posibles partidarios para que acudan a votar (o, alternativamente, desalentando a los posibles oponentes de la votación). La evidencia sugiere que la publicidad televisiva puede cambiar la composición partidista del electorado. 

Todas estas anécdotas nos sugieren ver el volumen de datos que la audiencia genera como elemento diferenciador, promoviendo cambios sustanciales que se apreciarán en el futuro y no de manera inmediata. Aunque estamos seguros de que el impacto es mucho menor del que pueden representar en un principio cuando son Trendic Topic, estos datos que se quedan en la nube pueden ayudar a concretar periodos de tiempo, cambios sociales y necesidades sustanciales de la población.

Y para muestra un botón… queremos mostraros cómo la desinformación se abre camino en nuestras ajetreadas vidas a través de un ejemplo del volumen de noticias falsas en dos años en Estado Unidos. Es una visualización de datos sencilla para poder obtener incluso esas noticias de las que miles de personas se hicieron eco y difundieron siendo falsas.